

Ha sido todo lo que se puede ser en el rock. Hoy no hay nadie (ni entre los músicos, ni en la industria, ni en los medios, ni en el público) que no le dedique respeto reverencial. A pesar de una vida trufada de episodios salvajes, sigue en pie, y con un aspecto que supera lo saludable; y este 19 de abril cumple 65 años.
Ariel Eduardo Rotenberg Gutkin llegó a Madrid con su familia cuando tenía 16, huyendo de la dictadura argentina. Y casi enseguida empezó a tocar con otro argentino, el cantante Alejo Stivel, con quien fundó Tequila. Para entender el calado de Tequila baste decir que, sin ellos, no habrían existido Hombres G o El Canto del Loco. Cinco guaperas adolescentes que tocaban rock and roll y que, a la vez, encarnaban el prototipo de boy band. Fueron lo nunca visto a finales de los setenta y dejaron para la posteridad éxitos como Salta!, Dime que me quieres o Rock and roll en la plaza del pueblo.
Como ídolos del rock, devoraron con avidez todo lo que a una estrella de esas características se presupone, incluidas las drogas. En 2024 Alejo Stivel publicó un libro de memorias que narra momentos realmente impactantes que muestran hasta qué límites —a menudo inimaginables— llegaron en sus respectivas adicciones. Cuatro discos en cuatro años elevaron a Tequila a la categoría de mitos; incluso su estética multicolor se adaptó bien a los primeros años de la nueva ola. Pero aquella aventura no duró más (al margen de posteriores reuniones).

De nuevo con otro argentino como cantante (Andrés Calamaro) y junto al exTequila Julián Infante (quien fallecería en 2000), Los Rodríguez acuñaron algo que podría llamarse rock latino. Comenzaron desde abajo: los tres compartían modesto apartamento en Madrid y grababan para un sello pequeño. Y, contra todo pronóstico, se ganaron el favor de las masas con su rock canalla y arrabalero, que alcanzó su cima en discos como Buena suerte (1991), Disco pirata (1992), el imprescindible Sin documentos (1993) y Palabras más, palabras menos (1995).
Al término de aquella gloriosa singladura, Ariel retomó su carrera en solitario con un álbum, Hablando solo (1997), grabado con The Attractions, banda de acompañamiento de Elvis Costello. Y, desde entonces, se ha mantenido con perseverancia grabando discos y subiéndose a escenarios de todo el país. Sus compañeros le tienen un cariño especial, y varios de ellos, como Christina Rosenvinge, Jaime Urrutia o Fito Cabrales, lo acompañaron en el recopilatorio Etiqueta negra(2007).

En estas cinco décadas de música hubo un momento crucial: cuando Ariel grabó el disco En vivo mucho mejor (2001). Hasta entonces no había querido tocar en sus conciertos canciones de Tequila o Los Rodríguez; sin embargo, se dio cuenta de que carecía de sentido renunciar a esa parte esencial de su repertorio, por lo que desde aquel bolo incorpora en sus actuaciones temas de toda su carrera. Ahora ese disco en directo se ha reeditado en doble vinilo.
Y tú, ¿alguna canción favorita de Ariel?
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