
El deporte de los costalazos y la música son como uña y mugre, ¡van agarraditos de la mano! Imagínate la entrada de un luchador sin su rolón, ¡como que le falta algo!
Cada luchador tiene su propia canción, una que lo identifica, que prende al público antes de que se suba al ring. Hay de todo, desde rock bien pesado hasta cumbias sabrosas o canciones viejitas con un toque nuevo. La música le da power al luchador, te dice si es bueno, si es malo, ¡TODO!
Y luego, a veces, hasta tocan bandas en vivo en las luchas, ¡es un fiestón! O ponen música de fondo para que te emociones más con los golpes y las llaves.
¡Hasta luchadores que cantan hay! y músicos que le escriben canciones a los luchadores, ¡está bien chido!
¿Te acuerdas de cuando entra un rudo con su música que te da escalofríos o cuando el técnico sale con su canción alegre y la gente empieza a corear? ¡Eso es parte de la magia de la lucha libre!
En pocas palabras, la música le pone sabor a la lucha libre. Sin ella, ¡sería como tacos sin salsa!