

Un álbum que abre un nuevo tiempo personal y musical para la artista pontevedresa
Un disco en el que se vuelve a volcar emocionalmente y narra un largo proceso en el que el mar ha tenido un papel muy importante para ella a la hora de componer todo el álbum. Esa misteriosa luz azul bioluminiscente la ha ayudado a fortalecer su conexión con el océano y a sacar adelante las canciones más desgarradoras de su repertorio, provenientes de una etapa de dolor y ansiedad que ha dejado atrás.
Siente que además, tal como pasa con el mar de ardora, que se da en momentos únicos y muy concretos, ella necesitaba lanzar este disco único, compuesto de manera diferente y en el que ella se sentía distinta a otras veces. Con él deja atrás un capítulo de su vida, canciones llenas de momentos agridulces que se acaban convirtiendo en pequeñas joyas que brillan, aportan luz y nos ayudan a sentir para poder salir adelante.
Hay nervios, pero "son nervios buenos porque es un disco en el que he puesto mucho de mí, es la vez que más de mí he puesto, en el que más me he vulnerabilizado y eso siempre provoca nervios". También ha sido un disco terapeútico para ella. "Ya me he reconciliado con cada una de las sensaciones que hay en ese disco", precisa.
Son doce canciones las que entrega en este segundo álbum de su carrera. Escrito entre México y Galicia. En aquel vio por primera vez estas bioluminiscencias en el mar, en su tierra investigó sobre el fenómeno y de regreso al país azteca tuvo ocasión de bañarse entre ese mar de ardora. "Estaba cerrándose el círculo y a aquel baño yo lo llamo el principio del fin de la tristeza. Siento que después de esa época vendrá un tiempo de luz que entonces no veía".
Letras que hablan "de cosas incómodas" como el duelo o la ansiedad, pero que ha resultado un trabajo terapéutico. "He puesto en palabras cosas que no acababa de asimilar el cuerpo, así que cantarlas durante este tiempo – porque antes de la gira hay que cantarlas y llorarlas – da para ponerse una distancia con ellas. Es necesario para subirse al escenario y cantar ciertas cosas".
Sonoramente se evidencian igualmente cambios: "hay un salto porque he cambiado de productores y por tanto hay cambio de sonido. Yo también me he metido como coproductora y he buscado más lo que yo escucho. Creo que soy más madura y se ha disipado lo naíf y adolescente. Es un pop indie, pop rock en algunos casos, pero se ve una Yoly más madura y se ve mi crecimiento letrístico y sonoro porque yo también estoy en constante formación", explica.
La portada del disco, que como el título asemeja luminiscencias, es otro elemento unificador del trabajo: " todas las fotos difuminadas responden a una época en que no podía verme a mí misma. Nada está hecho al azar y todo hace que la estética del disco tenga sentido con lo que hay dentro".
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