El sitio Alternative Press se propuso elaborar una lista con las cinco mejores portadas de discos de pop punk en base a una encuesta que le realizaron a sus lectores.
Las portadas de los discos son las cartas de presentación a las canciones. Son la primera impresión que los oyentes reciben antes de sumergirse en un mundo de sonidos y emociones de todo tipo.
En el caso del pop punk, un género que tuvo su auge a finales de los 90 y principios de los 2000, las portadas de los álbumes no son simplemente imágenes decorativas, sino piezas de arte que complementan y enriquecen el contenido del LP.
5. Neck Deep – Life’s Not Out To Get You
Para su segundo álbum de estudio, el vocalista y líder Ben Barlow quería una portada que incluyera dibujos hechos a mano, que sea “ligeramente más abstracta” y abierta a la interpretación, algo que los llevó a convocar al artista Ricardo Cavolo. Hipnótica desde el momento cero.
4. Fall Out Boy – Infinity On High
La portada surgió a partir de una idea de Pete Wentz. Él imaginó una escena en un cuarto “onírica/pesadillesca” que fue materializada por la fotógrafa Pamela Littky. Luego, ella y el diseñador de escenografía Todd Fjelsted incluyeron algunas cosas que podrían ocurrir en un estado de sueño, lo que culminó en esa extraña portada.
3. Paramore – Riot!
Con una estética parecida a la de una anotación rabiosa sacada de un cuaderno, Riot! marcó un momento bisagra para los miembros de Paramore. De alguna manera, el arte de tapa anticipaba de forma adecuada lo que se encontraba adentro: 11 canciones enérgicas y poderosas que se terminarían convirtiendo en una de las más queridas de la banda.
2. Green Day – Dookie
Dibujada por el artista Richie Bucher, la portada de Dookie es una de las más memorables de los 90 y del género. Al mejor estilo ¿Dónde está Wally?, el arte de tapa incluye cientos de detalles y referencias increíbles que van desde el primer disco de Black Sabbath, pasando por Patti Smith y hasta un Angus Young de AC/DC.
1. Blink-182 – Enema of the State
Enema of the State tiene una de las portadas más reconocibles de la década de los 90, junto con las de otros discos icónicos como Nevermind y Goo. Protagonizada por la estrella porno Janine Lindemulder disfrazada de enfermera, el arte de tapa trascendió por su provocación, ironía e inventiva.
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