En el dormitorio de una pequeña casa adosada en Stoke Newington en Londres, Gray y Clune se pusieron a trabajar en lo que se convertiría en uno de los álbumes más vendidos del siglo 21.
¨Estoy muy orgulloso de que un álbum hecho en un dormitorio sea el 26º más vendido de todos los tiempos en el Reino Unido.¨
"Fui muy ingenuo", confiesa, "solo quería escribir y cantar y ver a dónde me llevaba, y a dónde me llevaba a través de tres álbumes. Pero las cosas empeoraron constantemente". Gray fue firmado por la figura aristocrática del negocio de la música Jeremy Lascelles para su nuevo sello Offside, pero el sello cerró cuando Lascelles se mudó a Chrysalis como CEO, y Gray se mudó a Hut Records de Dave Boyd. Apoyó a Radiohead y tocó sus propios shows, pero refleja que el tiempo fue principalmente "un ejercicio inútil". Finalmente, con tres álbumes a su nombre, llegó a uno de sus conciertos y se encontró como tercer artista dentro de ese concierto, y se dijo que ésto no estaba bien.
Mientras tanto, los contratos discográficos se redujeron a cero, pero el fiel baterista y colaborador de Gray, Craig McClune, se mantuvo cerca. "Tenía a Clune a mi lado, con quien tenía una relación musical muy cercana, y él tenía una actitud similar de 'hacer o morir'. Más allá de eso, nos quedamos sin nada".
En agudo contraste con lo que estaba sucediendo en el Reino Unido, Gray estaba construyendo seguidores leales en Irlanda, en gran parte gracias a los esfuerzos de "dos muchachos jóvenes" a quienes Gray recuerda con gratitud duradera. "Donal Dineen y Donal Scannell pusieron mi video en la televisión y consiguieron seguidores, y luego organizaron conciertos en Dublín y Cork, ¡que se agotaron! Así que eso fue lo que me mantuvo en las buenas y en las malas, y mi historia de amor con Irlanda comenzó".
Los primeros en dar la voz de alarma fueron los irlandeses, y a partir de ahí llegaría el runrún finalmente ensordecedor, sobre todo después de aquella enfática reseña en el Times: “Este es un disco cuya mera existencia te hace la vida mejor”. Suena solemne, pero el tiempo no ha hecho sino refrendar la valía trascendental de White ladder.
Gray había sido telonero de Radiohead, nada menos, pero también de Dave Matthews. Y todo ese bagaje eclosionó en Please forgive me, Babylon, Sail away, My oh my. Canciones tan enormes que el tiempo no ha conseguido erosionarlas, sino acaso darles una valía aún más angular. Como a esa versión paradigmática de Say hello wave goodbye, de Soft Cell, aderezada con unas frases finales prestadas de dos clásicos enormes de Van Morrison: Into the mystic y Madame George, nada menos.
Me deshice de mi manager, del sello, de todo, para resolver lo que quería. Nunca había capturado nuestra energía en vivo en el estudio, así que comencé a grabar en mi habitación en Stoke Newington, Londres, con un kit básico: computadora, sampler, teclado. Phil Hartnoll de Orbital me dio una pequeña mesa de mezclas y me recomendó la caja de ritmos Roland Groovebox.
Había estado yendo a conciertos de Orbital desde principios de los 90 y quería probar la cultura clubbier y hacer música que expresara la vida en ese momento. Me escondí con el Groovebox durante una cena y los acordes y la letra de Please Forgive Me cayeron del cielo. Los pelos de mi cuello se pusieron de punta. Esa canción fue el pistoletazo de salida.
"Lo grabamos en el dormitorio, y en Babylon se puede escuchar un coche que pasa justo al lado de la casa"
Clune [el baterista Craig McClune] y yo habíamos estado tocando como un dúo y teníamos una comprensión musical alegre. Trajo ideas rítmicas y [el productor] Iestyn Polson fue perfecto: era callejero, travieso, un poco salvaje, pero tenía un oído de murciélago para los detalles y era súper creativo. Iestyn creó el efecto de drum'n'bass en Please Forgive Me.
Una vez que tuvimos cuatro o cinco pistas, estábamos en racha. La canción principal llegó en un día. Entonces Babylon aterrizó. Las imágenes son como era mi vida: una persona joven en Londres, saliendo todo el tiempo y perdiéndose un poco. El álbum no siempre es autobiográfico, pero "deja ir tu corazón, suelta tu cabeza" es yo hablando conmigo mismo. Tenía más de 20 años, había perdido mi impulso juvenil y me miraba a mí mismo. Financieramente, era un desastre. Me casé y luego mis padres se separaron, lo que me llevó a investigar todo más profundamente. Quería que cada segundo del álbum fuera lo mejor posible.
Todo sucedió rápido. Nos autofinanciamos con donaciones de mi antiguo jefe Dave Boyd en Hut Records y otro amigo, imprimimos 5.000 copias e inicialmente lo lanzamos en Irlanda, donde tenía algunos fans. Desde el momento en que comenzamos a tocar la nueva música en vivo, los álbumes se vendieron como pan caliente fuera del puesto de merchandising. Eventualmente, East West Records lo licenció. Me tomó dos años y medio llegar al número 1, pero estoy muy orgulloso de que un álbum hecho en un dormitorio sea el 26º más vendido de todos los tiempos. Es la prueba de que no necesitas mucho para hacer algo que dure.
Estábamos limitados por lo que teníamos, así que estaba cortando ritmos y haciendo muestras, lo que me gustaba en ese entonces. Conseguí que Clune tocara la batería en el baño, tuvimos suerte con los vecinos. El problema eran los sonidos externos. Estaban constantemente cavando la carretera fuera de la casa y se puede escuchar el tráfico en el disco. En Babylon, hay un coche que pasa justo por delante de la casa. Cuando la edité, la canción no sonaba tan bien, así que la volví a poner.
Me presentaba a las 10 de la mañana y teníamos que terminar antes de que la esposa de Dave llegara a casa del trabajo. La última media hora sería bastante frenética, luego Dave tendría que salir corriendo a recogerla de la estación. Fue estricto, pero nos dio tiempo para reflexionar sobre el trabajo del día. Say Hello, Wave Goodbye de Soft Cell fue parte del set en vivo de Dave, así que lo grabamos en vivo con Simon Edwards de Fairground Attraction tocando el bajo. Los había visto en Top of the Pops, así que cuando entró me quedé completamente impresionado.
En una crítica sarcástica pero en su mayoría positiva de la reedición de White Ladder de 2000, NME imaginó la "sinceridad con los ojos cerrados" de Gray con la banda sonora de los anuncios hipotecarios hasta el final de los tiempos. "Toda una generación de parejas se miraron significativamente a los ojos mientras realizaban su primer baile de bodas con 'This Year's Love'", bromeó The Guardian en 2010. "Sin volver a la hipérbole excesiva, no había un hogar en Irlanda que no tuviera una copia del álbum de David Gray", afirmó un periódico local. En una nación que produjo U2, The Corrs y Clannad, White Ladder sigue siendo el álbum más vendido de todos los tiempos.
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