Kurlander creó involuntariamente un fenómeno musical
Muchos artistas, incluidos The Clash y Pink Floyd, han utilizado varias técnicas para incluir canciones ocultas en sus álbumes, desde los medios más convencionales como 'Train in Vain' del primero al final de London Calling de 1979 hasta los métodos más encubiertos como el backmasking, que se usó en la canción 'Empty Spaces' de The Wall para enviar un mensaje a Syd Barrett de sus amigos de Pink.
La verdadera aclamación innovadora debe ir a los Beatles, a quienes, junto a esto, se les pueden atribuir muchas invenciones musicales a lo largo de los años, pero ¿qué sucedió realmente para llegar a este punto?
Fue en Abbey Road donde una pista oculta se reveló por primera vez en la forma de 'Her Majesty', comenzando 14 segundos después de la conclusión de la pista final 'The End' y que no figuraba en la portada original del álbum. Con una duración total de solo 23 segundos, fue una canción inicialmente escrita para ser una entidad completamente desarrollada por Macca y compañía, pero terminó adquiriendo una nueva sangre vital escurridiza por sí misma.
El significado secreto de 'Su Majestad', sin embargo, es un poco una leyenda urbana en el sentido de que surgió como un "accidente feliz" confesado. El ingeniero de bandas sonoras de películas ganador del Grammy, John Kurlander, entonces un novato de 18 años, había sido contratado para un trabajo en el estudio mezclando los cortes del álbum seminal de los Fab Four, y la canción misteriosa en cuestión originalmente estaba destinada a tener su lugar completo en la lista de canciones. Sin embargo, después de un largo día y hasta altas horas de la madrugada, McCartney le dijo a Kurlander que desechara 'Her Majesty' ya que "no funcionaba".
¿Por qué los Beatles agregaron 'Her Majesty' como una pista oculta?
Limitado por los confines de la tecnología de la década de 1960 y probablemente sintiéndose perezoso, en lugar de editar la pista por medios normales poniéndola en la caja de cortes preliminares del estudio, Kurlander la movió hasta el final del disco final, dejando una nota al ingeniero de masterización para que la cortara. Pero claramente malentendiendo lo que se quería decir, la pista quedó allí sin editar.
Al día siguiente, cuando los Fab Four tocaron el álbum completo con la canción sorpresa en su lugar, Kurlander recordó: "Recuerdo a la banda mirándose entre sí, luego a mí... Y luego decir: '¡Sí!'. Fue solo un feliz accidente. A los Beatles les encantaban los accidentes felices".
Al hacerlo, Kurlander creó involuntariamente un fenómeno musical.
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