
Dicen que en una de esas fiestas salvajes de Mötley Crüe, la cosa se puso tan loca que Nikki Sixx se prendió fuego a sí mismo. Sí, así como lo oyes, ¡se prendió fuego!
Pero el buen Ozzy, que no se iba a quedar atrás y siempre buscando superar la apuesta, pensó: "¿Prenderse fuego? Pfff, eso es de principiantes". En lugar de meterse más alcohol o drogas, el tipo se agachó y, para el asombro de todos los presentes, ¡se metió unas rayas de hormigas del suelo como si fuera coca! La leyenda cuenta que algunas hasta le salieron por la boca. ¡Un verdadero show!