
La fiesta de lanzamiento del álbum Nevermind de Nirvana terminó con la banda siendo expulsada por iniciar una guerra de comida incluidos tamales y guacamole.
Según los relatos, el 13 de septiembre de 1991 en el Re-bar de Seattle, en plena celebración, la banda ya había bebido bastante cuando comenzó a arrojar comida, imagínate la escena, todos ahí bien vestidos y de repente ¡ZAZ!, un tamalazo en la cara. La situación se descontroló rápidamente y la comida voló por todo el lugar sin importarles que los trajeados de la industria musical estaban allí. El dueño del bar, Steve Wells, los echó del local justo a tiempo para que vomitaran en la acera.
Krist Novoselic, el bajista de la banda, recordó entre risas: "¡Oh, Dios mío, nos echaron de nuestra propia fiesta de lanzamiento del disco!". Este incidente se convirtió en una anécdota más que cimentó la reputación de Nirvana como una banda de rock irreverente y poco convencional.